lunes, 10 de agosto de 2009

Entrevista a Silvio Hernández Laborit. Relación Director-Guionista en una obra audiovisual.

Entrevista a Silvio Hernández Laborit (Guionista de Radio y Televisión)
Por: Yolaxis Álvarez Castelao.
1-¿Cuál es la relación ideal que usted considera deba existir entre el director y el guionista para el feliz resultado de una obra audiovisual?, ¿Dónde radica el punto de encuentro entre el trabajo de guión y el de dirección? y en lo personal ¿cuál ha sido su experiencia real?
La obra se logra cuando forma y contenido se funden y esto no se consigue sin una profundización en el guión por parte de las personas que lo van a representar. Siempre partiendo de un guión hipotéticamente bien escrito. Como todo, esta integración lleva tiempo, madurez y cuentas claras. En esencia creo que son incompatibles, lo que no quiere decir que no pueda existir una integración, te hablo incompatibilidades de fondo. Un guión esencialmente es una obra para ser leída. Aunque esté lleno de acotaciones técnicas se escribe, conciente o no, para ser leído y es lo primero que le sucede a un guión, es leído. Con la característica de que es leído con la intención de representarlo. Quizás lo ideal sea una comunión entre las partes, pero en la práctica bastante difícil porque en Cuba no existe un ente que medie entre puntos de vista e intereses que difieren. En la TV cubana el 90 % de los seriados de los 10 últimos años (aventuras y telenovelas) han sido sencillamente desvirtuados, varios han llegado a los tribunales donde siempre han ganado los guionistas. Otros no han querellado por desconocimiento legal, desidia y otras causas. Supuestamente es el asesor el que debía mediar, pero no es así. El asesor trabaja con el guionista, no es asesor del director. Entonces debe existir alguien, llámese Jefe de programación o un "señor o señora X" que entregue los guiones al director(a) más afín con el punto de vista ideo estético planteado en la obra.
Es importante que el guionista tenga claro que es el Director quién va a realizar la obra y el Director, a su vez, que el guión, si está bien escrito, debe tocarlo con una pluma, porque en la práctica no tiene tiempo para hacer el trabajo dramatúrgico que cada guión requiere. Y si somos
sinceros y la vanidad y el ego no empaña el trabajo, todo trabajo dramatúrgico, de sumirse, adentrarse en un guión va a dar como resultado una lista numerosa de preguntas. Ahí debería conversar con el padre o madre de la criatura "el guionista" y con el asesor que lleva tiempo suficiente trabajando con esos guiones y con el autor. Casi nunca sucede y el resultado en el mejor de los casos es el punto de vista formal del Director y en el peor una obra sin director donde cada cual hace lo que puede o lo que le da la gana. Consecuencias, un guionista huraño y desconfiado frente a un director prepotente.
Es muy importante tener claro el tipo de producción, las condiciones y la capacidad real que existen para emprender un proyecto. Ahí comienzan los cambios. Porque podría parecer que los directores son ogros y no es el caso, si no existen condiciones para lograr una obra va ser muy difícil concretarla. Además una de las carencias que más degrada un guión es la pericia del equipo de realización, el oficio y talento de las especialidades. Aunque el director sea el máximo responsable de la obra sin el apoyo de las especialidades y otros factores, esta perdido. Y es en las especialidades (actuación, vestuario, escenografía, edición, musicalización, fotografía, etc.) donde el guión pierde, a menudo, su esencia aunque no se le cambie una palabra. El ritmo de trabajo tan vertiginoso de la TV condiciona guiones más exhaustivos desde el punto de vista técnico. Esta variante no es aceptada por algunos directores que alegan que se restringe su creatividad. En lo personal considero que el trabajo de dirección es tan complejo que un guión por minucioso que sea no afecta su creatividad, lo contrario la debe potenciar. En algunos existe la creencia que cambiar el guión es una manera de demostrar su talento, considero que lo que se hace, con mejores intenciones y resultados, es cuando el Director traduce la obra a su lenguaje y puntos de vista personales, para entonces estar cómodo con ella.
Se produce una reescritura de la obra, es decir se crea otro guión o se improvisa a partir del original. Esto ha "funcionado" en el cine (no todo el cine) pero en la TV no es la media por lo dinámica que debe ser la producción.
La otra variante es hacer ese guión. Labor nada sencilla y que ha sido la manera de producción más eficiente en todas las productoras, televisoras, estudios cinematográficos con producciones en serie sin que ello amerite perdida de calidad. Se pierde sí, personalidad, ya no sería la obra de un autor, sería una producción colectiva donde cada cual cumple el rol que le corresponde.
Te repito, en estos momentos lo más importante es el jefe de ambos. Que debe tener la capacidad y el talento para exigir un producto específico a ambas partes y hacer que eso se cumpla. Porque no tiene sentido, al menos yo no se lo veo, que se pague un guión y un asesor, para que después vengan otras personas a cambiarlo todo. ¿Para que se pagó? A veces se busca que el director participe desde el inicio en la concepción del proyecto y lectura y análisis de los guiones buscando una mayor integración, más dialéctica y dinámica, más cercana a niveles de producción menos riesgosos, pero por lo general el Director entra una vez terminados los guiones porque está realizando otros proyectos.
2- Cuando el director y el guionista son una misma persona, ¿el resultado es más exitoso?, ¿Cuáles son los elementos que no deben faltar en esta dualidad, que son obligados cuando ambas especialidades son abordadas por personas diferentes?
a) No, precisamente. Un guión siempre tiene cambios y aunque lo dirija la misma persona que lo escribió nunca va ser igual a como lo imaginó. El placer de escribir no es el mismo que el de representar. Para ser exitosa no necesita ser una buena obra. La película de “Lambada” causó furor y era espantosa. De por sí el audiovisual, siempre ha contado con un alto porciento de riesgo. También una producción televisiva, en nuestras condiciones, es algo bastante azaroso lo que lo hace más riesgoso.
b) Respeto a la obra, es como adoptar un niño de 12 años, podemos tener la mejor disposición, condiciones materiales, altruismo, etc, pero no sabemos quién es esa persona porque no la concebimos, no la gestamos desde sus raíces y eso se nota en la puesta en pantalla cuando se violenta ese paso tan determinante, su análisis dramatúrgico.

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